ESCASEZ DE MEDICAMENTOS PSIQUIÁTRICOS, EN SU PEOR NIVEL DESDE 2022

“Es horrible, vuelven a salir los síntomas de la ansiedad y la depresión más fuertes”: Con estas palabras, Elías Tellez describe el cambio de tratamiento de un día a otro en su lucha contra la depresión endógena que le fue detectada hace 15 años.

Su problema y el de millones de mexicanos radica en que los medicamentos que solía utilizar para contener su afección simplemente no aparecen por ningún lado: hay una escasez nacional.

En México, las enfermedades asociadas a falta de fármacos alcanzaron su punto más crítico en 2021, año con 3 mil 706 reportes asociados al desabasto en patologías como el cáncer, diabetes, postrasplante e hipertensión. Pero a esa lista ahora se suman los medicamentos empleados para atender la salud mental, que ya encabezan la lista de fármacos a los que no tienen acceso los pacientes del país, según datos del colectivo Cero Desabasto.

En este contexto, en lo que va del año se cuentan con 721 reportes relacionados a está situación.

“Para 2022, (la salud mental) ocupó el primer lugar en nuestra plataforma, cosa que no había pasado los años anteriores. Particularmente a principios de este año se agudizó más y esto debido a la suspensión de Cofepris a la empresa Psicofarma”,comenta en entrevista Andrés Castañeda, coordinador del colectivo.
Adicional a ello, la situación se ha convertido en una constante al punto de no surtir (desde su año más álgido hasta finales del año pasado) más de 34 millones de recetas, solo contemplando al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Esta crisis sanitaria en materia psiquiátrica ha escalado a fármacos “pilares” como la clozapina y carbonato de litio, cuyo tratamiento se clasifica como “esencial” a quienes padecen de esquizofrenia y trastorno bipolar , que afecta a 4.9 millones de personas en México, así lo afirman miembros del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Yale, consultados por MILENIO.

“Es estar preso en tu mismo cuerpo”
Tan solo un día le bastó a Elías percatarse de que ya no había rastro de Amitriptilina, un antidepresivo que también combate los dolores neuropáticos. Ante esto, la única indicación fue el cambio repentino de medicamento “y a esperar a que tu cuerpo lo asimile o rechace en un tiempo de 15 a 20 días”.

Sabe que es un riesgo por el choque de sustancias que aún quedan en el organismo, pero ante la falta de medicamento genérico, se vio obligado a continuar bajo tratamiento alternativo, agudizando aún más los síntomas de su depresión y ansiedad: vómito, falta de sueño y vértigo que han detonado a crisis más constantes, lo que traduce como “estar preso en tu mismo cuerpo”.

Este es un infierno similar que comparten en la actualidad 3.6 millones de personas adultas que padecen depresión; un trastorno por el que se atendió, solo en 2020, a más de 60 mil personas de las 162 mil 984 relacionadas con algún problema de salud mental atendidas durante 2013 a 2020 , es decir, solo en unidades de la Secretaría de Salud, lideró como el trastorno mental más atendido por encima de la esquizofrenia.

Como antecedente, derivado de una visita de verificación a cargo de la Comisión Federal de Protección Sanitaria (Cofepris), durante el mes de noviembre del año pasado, se suspendió la línea de producción a causa del “manejo irregular de sustancias” de la farmacéutica Psicofarma, quien es la encargada de producir y distribuir la mayoría de medicamentos psiquiátricos controlados en el país.

En su posicionamiento, la empresa farmacéutica precisó que se realizó la entrega de la documentación solicitada por Cofepris, mientras que la dependencia comunicó que se programaron “sesiones técnicas” donde se revisarán los avances a la solución de irregularidades en la fabricación de fármacos, pero a pesar de todo, a la fecha continúa detenida su distribución

“La suspensión de estos medicamentos tiene efectos en recaídas de la enfermedad mental y en la mayoría de los casos, resulta en síntomas de abstinencia que pueden llegar a ser peligrosos”,especifica el Dr. Javier Ortiz Orendai del departamento de Psiquiatría de Yale.

En el caso de cambios en los tratamientos que involucran antidepresivos como la Amitriptilina, se trata de un proceso “poco estudiado, pero razonable”, ya que alguno de estos cambios (como a la Imipramina) se debe a que son de la misma familia (antidepresivos tricíclicos) y tienen similitud en propiedades. Aun así, la posibilidad de recaída a un episodio depresivo aumenta.

Situación adversa con la clozapina, cuyo tratamiento reside en pacientes con esquizofrenia, enfermedad “que no tienen alternativas tan viables como la tiene la Amitriptilina (como antidepresivo)”; y que se posicionó por debajo de la depresión como la patología con mayor número de pacientes atendidos en sector salud de 2013 a 2020, según datos del Observatorio Mexicano de Salud Mental y Consumo de Drogas en su informe 2021.

Pues la suspensión o transición a otro antipsicótico, “ puede resultar en descompensación de la esquizofrenia, puede resultar en un episodio psicótico”, un evento que puede ser catastrófico para el paciente y sus familiares, explica el Dr. Ortiz. Así, ante la falta de reemplazo, la campaña #NosfaltaClozapina ha demandado el aumento de un 500 por ciento en el precio de los tratamientos, cuyo costo, acusan, alcanza hasta los 11 mil pesos.

En la actualidad, en su lucha Elías Tellez ha lanzado una petición en change.org. dirigida a la Secretaría de Salud, Psicofarma y a la Cofepris, que, a la fecha de publicación, ha recolectado 36 mil 800 firmas con la exigencia de una ruta regulatoria ante esta situación, convocando así una marcha para la entrega de firmas el pasado 20 de abril en el sector salud; sin embargo, no ha tenido una resolución ni respuesta de autoridades.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *