Kate Darling investiga los efectos legales, sociales y éticos de los robots en el MIT Media Lab (Rhode Island, EE UU, 1982).
Lleva años observando cómo se relacionan humanos y robots. Tiene varios en su casa.
Con la llegada de la revolución en inteligencia artificial (IA), responde sobre el futuro con evasivas: “Es todo tan especulativo”, asegura, “que es difícil de descifrar”.
Aun así, no hay mejor época para su labor, porque nunca hemos estado tan cerca de vivir junto a robots: “Es un momento emocionante”.
Asegura que no deberíamos de tener miedo y que, sin lugar a dudas, “No deberíamos reírnos de la gente que se enamora de una máquina. Nos pasará a todos”.