En Rusia, hace aproximadamente un mes, tuvo lugar un crimen que ha causado indignación en todo el país. Albert Umbetyarov, un niño de tan solo 11 años de edad y destacado practicante de judo, fue víctima de un brutal acto de violencia. Fue quemado vivo después de ser emboscado por un agresor y sus cómplices en un cobertizo ubicado en un bosque de la región de Dubovaya Rorschach, en la capital Moscú.
Según testigos citados por el Daily Mail, el grupo de atacantes, cuyo número exacto no se especificó, golpeó brutalmente a Albert con bates hasta dejarlo casi inconsciente. Luego, lo rociaron con gasolina y lo encerraron en el cobertizo, prendiéndole fuego posteriormente. Los agresores, que tenían entre 13 y 15 años de edad, fueron presuntamente motivados por la envidia hacia Albert debido a su éxito en el judo, ya que “estaba haciendo mejor que ellos”, según uno de los testigos.
La brutal agresión fue presenciada por un grupo de niñas que se encontraban en el parque, quienes grabaron el incidente. Otro testigo relató que durante el ataque, los agresores golpearon las rodillas de Albert para evitar que pudiera correr o incluso caminar. A pesar de la presencia de otros niños de 6 y 7 años en el parque, que presenciaron la situación, corrieron a buscar ayuda de un adulto.
Uno de los padres de los niños testigos comentó que su hijo se alejó del lugar al presenciar el ataque, pero regresó para encontrarse con la devastadora escena de Albert ya sin vida. Las llamas del incendio consumieron el cobertizo y, desafortunadamente, nadie pudo rescatar al niño a tiempo.