En fechas recientes, el exsecretario de Gobernación y aspirante de Morena a la candidatura por la presidencia en 2024, Adán Augusto López Hernández, se ha visto envuelto en una serie de escándalos que han afectado su reputación. Estos tienen que ver con algunos relojes de alta gama que cuestan varios miles de dólares, con los que se le ha visto, además de algunas polémicas que se dieron en torno a su relación y forma de tratar a la diputada Andrea Chávez.
Sobre este tema habla el periodista Raymundo Riva Palacio, en su columna Estrictamente personal, titulada La debacle de Adán Augusto. En su texto, Riva Palacio explica que durante más de ocho meses, el presidente López Obrador toleró los excesos de Adán Augusto López, quizá por el papel que le tenía asignado para jugar en el proceso de sucesión presidencial dentro de Morena.
Y es que, explica, López Hernández no sería candidato y sería el legitimador de la victoria de Claudia Sheinbaum en la encuesta para decidir la candidatura, e incluso, hasta hace unas semanas, la instrucción de AMLO a los suyos era impulsarlo para que quedara en el segundo lugar de la encuesta que definirá la sucesión, con lo cual, Ebrard quedaría en el tercer puesto.
Sin embargo, dice Riva Palacio, todo cambió en la última semana con la debacle de la campaña de Adán Augusto al mezclarse asuntos personales y abusos como secretario de Gobernación que fueron dados a conocer a la opinión pública. AMLO se ha distinguido por tener un discurso enérgico contra la corrupción, “pero laxo en los hechos, a menos que los excesos salgan a la luz y se socialicen, que lo lleva a tomar decisiones radicales”.
Esto pasó, dice el periodista, luego de que hizo crisis el equipo íntimo de López Hernández, cuando despidió a César Yáñez, quien había sido su brazo derecho, tras chocar con Andrea Chávez, la diputada que ha recibido consideraciones extraordinarias del aspirante a la candidatura de Morena, y con su estratega, Abraham Mendieta, por lo que no solo fue despedido, sino que se hizo “con malas formas por parte del equipo de campaña, avalado por quien era su jefe”.
Posteriormente, recordó Riva Palacio, se dieron a conocer fotografías de los relojes de lujo que utiliza el ex titular de la Segob, así como los viajes en aviones militares de la familia de Chávez, junto con videos de eventos donde sugerían una cercanía más allá de lo profesional.
Esto expuso al Presidente, quien fue advertido desde hace meses por sus colaboradores de las andanzas en las que andaba López Hernández, sin que actuara y lo llamara a cuentas; “o él, en una decisión unilateral, comenzara a ser más prudente”.
Recuerda que desde octubre pasado, Alejandro Gertz Manero, titular de la Fiscalía General de la República (FGR), le informó a AMLO que Adán Augusto tenía una relación personal con Chávez, quien era vocera de Morena en la Cámara de Diputados, y sobresalía como una de las propagandistas del gobierno más activas en las redes sociales, lo que la había llevado a acercarse con Jesús Ramírez Cuevas.
López Hernández no cuidó las formas, y a finales de enero, se lee en la columna, acudió al primer informe de Chávez en Ciudad Juárez, donde pronunció un discurso “fuera de lugar para el evento, donde la elogió de manera rococó al señalar que veía en sus acciones “la determinación de saber que su voluntad de ser no tiene cielo y del que está seguro que sobre sus alas se quiebran las palabras del universo”.
Esa ocasión, AMLO tampoco dijo nada. Señala que en el pasado mes de diciembre, “como uno de los ejemplos más claros de la indulgencia presidencial”, a AMLO le entregaron una nota informativa donde hablaba del activismo de Adán Augusto entre gobernadores, que tampoco tuvo consecuencia alguna. El periodista explica que, aunque eso era algo que también hacía Sheinbaum, el ex titular de la Segob llevaba cuatro meses recaudando fondos para su campaña, que en ese momento se estimaba en 750 millones de pesos.
Dice que, hace menos de cinco meses, Gertz Manero le dijo al Presidente que el aún secretario de Gobernación había “jalado” recursos del Fondo de Aportaciones para Seguridad Pública para este año, de lo cual se estaban quejando varias de las empresas que son proveedoras de ese instrumento y que potencialmente podría convertirse en fuentes de financiamiento para su campaña presidencial. De nuevo, no hubo consecuencias.
Riva Palacio señala que los primeros síntomas de que las cosas ya no le estaban gustando a AMLO fue cuando le pidió, tras las elecciones del Edomex, que esperaba que fuera el último de los aspirantes a sucederlo que presentara su renuncia. Adán Augusto, tras esto, nunca presentó su renuncia, sino que le trasladó al presidente la decisión esperando que fuera una licencia que le permitiera regresar a Bucareli. “López Obrador nombró a Luisa María Alcalde, que estaba del lado de Sheinbaum en la lucha por la candidatura, quien comenzó a desmantelar la estructura que tenía en la Secretaría de Gobernación”.
Concluye su columna señalando que Adán Augusto parece acabado y López Obrador necesita “cortarse la gangrena”, bajándolo de la contienda presidencial de la forma menos dolorosa posible.