Guillermo Söhnlein, cofundador de la compañía OceanGate Expeditions, sueña desde niño con ver un millar humanos viviendo en la atmósfera de Venus para 2050, informó Business Insider el viernes.
El reciente accidente del sumergible Titán, propiedad de OceanGate, en el que murieron cuatro personas y su exsocio Stockton Rush, no ha desalentado su ambición de superar los límites de la innovación. Söhnlein considera que su pretensión futurista “es menos aspiracional que poner un millón de personas en la superficie marciana para 2050”.
¿Humanos en Venus?
Los expertos señalan que la temperatura de la superficie de Venus podría derretir el plomo y que la atmósfera del planeta está repleta de dióxido de carbono y ácido sulfúrico. A esas condiciones se suma el hecho de que su presión atmosférica es más de 90 veces la de la Tierra. Ante estas circunstancias, Söhnlein está de acuerdo en que este mundo no parece ser el lugar ideal para que los humanos prosperen: “Tienes toda la razón en que cuando hablas de ir a Venus, llama la atención fuera de la industria espacial […] incluso sorprende dentro de la industria espacial”.
Sin embargo, este emprendedor sustenta sus esperanzas en una investigación que sugiere que hay una franja de la atmósfera venusiana, a unos 50 kilómetros de la superficie, donde los humanos teóricamente podrían sobrevivir porque las temperaturas son más bajas y la presión es menos intensa.
Dice que una colonia flotante podría albergar a 1.000 personas en la atmósfera de Venus para 2050, aunque no está muy claro cómo exactamente sucederá esto.
Söhnlein plantea que, si se pudiera diseñar una estación espacial para resistir el ácido sulfúrico presente en las nubes, cientos o miles de personas podrían vivir algún día en esa colonia flotante.
“Creo que me he sentido impulsado a ayudar a hacer de la humanidad una especie multiplanetaria desde que tenía 11 años”, dice Söhnlein. “Tenía el sueño recurrente de ser el comandante de la primera colonia marciana”, agrega.
Söhnlein relató que él y su fallecido amigo, Rush, vieron “la exploración submarina, y especialmente el uso de sumergibles tripulados, como lo más cercano que podíamos hacer para ir al espacio y promover esa visión sin realmente ir al espacio”.
Ahora, en sociedad con el empresario Khalid Al-Ali, Söhnlein ha creado la fundación Humans2Venus, que propondrá conceptos comerciales creativos e ideas de puesta en marcha para superar las barreras comerciales para llevar humanos a Venus en un futuro cercano.
¿Qué tan realista es esta aspiración?
Andrew Coates, del Laboratorio de Ciencias Espaciales Mullard del University College de Londres, manifiesta que, “si hay voluntad política y mucho dinero, entonces estoy seguro de que la humanidad podría hacerlo”. “Supongo que la pregunta es: ¿por qué queremos hacerlo?”, cuestiona el experto.
Para Coates, Venus no es peor objetivo para la humanidad que Marte, pues ambos son entornos extremadamente difíciles para los humanos. La exposición a la radiación cósmica, las altas temperaturas y los largos viajes espaciales no serían el único problema.
Se necesitan personas con características especiales para poder vivir en ambientes cerrados por un período prolongado de tiempo. “La gente lo compara con un viaje en caravana de un mes. Algunas personas pueden hacerlo, otras no”, explica Coates.
Además, Coates es del criterio de que, si la humanidad necesita ir más allá de la Tierra porque necesita más espacio para expandirse, la Luna, más cercana, “está perfectamente bien para eso”.