Dos sacerdotes del archipiélago de Azores y otro de Évora (sur) fueron apartados preventivamente tras ser incluidos en la lista elaborada por la comisión de expertos que investigó los abusos a menores cometidos desde 1950 en el seno de la Iglesia católica en Portugal.
La lista, que incluye a un centenar de curas en activo que abusaron de menores, según las denuncias recogidas y validadas por la comisión, fue entregada la semana pasada a las diferentes diócesis del país.
La Diócesis de Angra do Heroísmo, en las Azores, explicó hoy en un comunicado que recibieron dos nombres, un cura de la isla de São Miguel y otro de Terceira.
“El obispo diocesano ya habló con ambos y, en conjunto, acordaron que los sacerdotes quedarán impedidos del ejercicio público del ministerio hasta el final del proceso de investigación previa, que ya fue iniciado y de acuerdo con las normas canónicas”, informó.
Los casos también fueron remitidos al Ministerio Público.
La Diócesis matiza que la decisión no supone “una asunción de culpa” de los sacerdotes ni una “condena” del obispo, sino que sigue las recomendaciones del papa Francisco sobre procedimientos para afrontar casos de abuso de menores en la Iglesia.
“La Iglesia no puede siquiera intentar esconder la tragedia de los abusos. Actuaremos con tolerancia cero con los abusadores”, aseguraron desde Angra do Heroísmo, donde consideran que “pedir perdón es poco”.
También en la Archidiócesis de Évora se optó por tomar medidas preventivas y apartar de forma “cautelar”, mientras se investiga, al sacerdote “del oficio de párroco y de todas las actividades pastorales que incluyan contacto con menores, sin perjuicio de su presunción de inocencia”.
En un comunicado, explicó que, como no tenían datos sobre los supuestos delitos cometidos por este cura, los solicitaron a la comisión de expertos, que remitió informaciones sobre abusos en la década de 1980 en un seminario.
En la lista recibida en Évora estaba incluido un segundo sacerdote, pero falleció hace años y el proceso se da como “extinto”.
Las decisiones de estas dos diócesis llegan después de que la semana pasada la Conferencia Episcopal Portuguesa (CEP) descartase apartar por el momento a los sacerdotes sospechosos, hasta que se estudiase cada caso.
“No podemos apartar de un ministerio a alguien solo porque viene una persona diciendo que es un abusador”, dijo el pasado viernes el presidente de la CEP, José Ornelas, que señaló que enviaría las listas de nombres a las diócesis para que estudiasen los casos y actuasen según las “normas civiles y canónicas”.
Las medidas a adoptar contra los sacerdotes sospechosos de haber abusado de menores han generado división dentro de la Iglesia y mientras algunas diócesis ya han empezado a apartar de forma cautelar a estos curas, en otras se descartó esa opción.
El cardenal patriarca de Lisboa, Manuel Clemente, defendió el domingo que solo la Santa Sede puede suspender a un sacerdote sospechoso si hubiese “hechos comprobados” tras un proceso canónico.
La comisión de expertos que investigó los abusos en Portugal, creada por la propia CEP, concluyó que hay al menos 4 mil 800 víctimas en el país.