La socialista María Chivite logró su primera relección como presidenta de la Comunidad Foral de Navarra, gracias a una mayoría simple de 21 votos a favor, 20 en contra y las nueve abstenciones del grupo de EH-Bildu, que resultaron cruciales para su nombramiento por mayoría simple.
El acuerdo parlamentario forma pare de la alianza estratética que ha mantenido el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en los últimos cuatro años con la formación de la izquierda separatista vasca, que también será esencial para sacar adelante una eventual investidura en el Congreso de los Diputados para la reelección de Pedro Sánchez como presidente del gobierno español.
Las últimas elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo arrojaron un resultado muy ajustado en Navarra, de las pocas comunidades autónomas, junto con Castilla La Mancha y Asturias, que la izquierda logró retener frente al avance implacable de la derecha del Partido Popular (PP) y de su aliado de extrema derecha, Vox.
De los 50 escaños que forman el Parlamento navarro, 11 recayeron en el PSOE, siete en los nacionalistas de Geroa Bai, tres en Contigo Zurekin (antes la marca electoral en la región de Podemos), frente a los del bloque de la derecha, que en la región está integrada por tres partidos: Unión del Pueblo Navarro (UPN), que sumó 15 diputados y fue el partido más votado; el PP, con tres, y Vox, con dos. Es decir, el bloque liderado por la socialista Chivite sumó 21 y el de la derecha 20, con lo que los nueve diputados de EH-Bildu fueron determinantes para su elección por mayoría simple, tal y como establece la legislación.
Chivite es una de las pocas dirigentes socialistas que se mantienen en el poder autonómica después de los comicios del pasado 28 de mayo, en los que el PSOE perdió en poder en regiones tan importantes como la Comunidad Valenciana, Extremadura, las Islas Baleares y Aragón.
Mientras tanto en Madrid, donde siguen las negociaciones de cara a la crucial votación del próximo jueves para la formación de la Mesa del Congreso, que es el organo de poder del Parlamento, el PSOE decidió presentar a su candidata para presidirla, que será la ex presidenta de Baleares Francina Armengol, que tiene buena relación con el resto de formaciones nacionalistas catalanas y vascas por su política lingüística durante su gobierno, en el que incentivó el catalán y el modelo de inmersión, similar al que se aplica en Cataluña.
El PP, por su parte, aunque tiene escasas posibilidades de ganar las votaciones, presentará como candidata a la presidencia del Congreso a su actual secretaria general, Cuca Gamarra.
Mientras que todos los grupos parlamentarios, tanto los de la derecha como los de la izquierda, y el conjunto de las fuerzas independentistas, siguen mirando con la máxima atención los movimientos que se hacen desde la formación de Junts per Catalunya (JxCat), liderada desde Bélgica por el ex presidente catalán Carles Puigdemont, y que anunció que decidirán el sentido de su voto para la formación de la mesa en una reunión de su ejecutiva unas horas antes de la sesión. El nerviosismo y la incertidumbre son máximos.