Un equipo internacional de investigadores ha informado sobre el descubrimiento de restos fósiles bien conservados de hace 265 millones de años que pertenecen a una especie de depredador que dominaba América del Sur antes de la era de los dinosaurios.
Los restos encontrados en la zona rural de São Gabriel, en el sur de Brasil, pertenecen a ‘Pampaphoneus biccai’, que vivió poco antes de la mayor extinción masiva que acabó con el 86 % de las especies vivas del planeta. Este animal podía alcanzar casi tres metros de largo y pesar alrededor de 400 kg. Era un hábil depredador capaz de alimentarse de otras especies de tamaño pequeño a mediano.
La especie pertenece al grupo de los dinocéfalos (‘Dinocephalia’, o “cabeza terrible” traducido del griego), un suborden de terápsidos (reptiles mamiferoides), que fueron los mayores depredadores terrestres del Pérmico Medio, indica un estudio publicado en la revista Zoological Journal of the Linnean Society.
El fósil del ‘Pampaphoneus biccai’ incluye un cráneo completo y algunos huesos esqueléticos, como costillas y huesos de patas. En la misma localidad donde se hizo el hallazgo también se han identificado algunas de sus presas potenciales, como el pequeño dicinodonte ‘Rastodon’ y el anfibio gigante ‘Konzhukovia’, señala en un comunicado el Departamento de Biología Organística y Evolutiva de la Universidad de Harvard (EE.UU.).
Además, se trata del segundo cráneo de ‘Pampaphoneus biccai’ encontrado en América del Sur y es más grande que el hallazgo anterior.
“Encontrar un nuevo cráneo de ‘Pampaphoneus’ después de tanto tiempo fue extremadamente importante para aumentar nuestro conocimiento sobre el animal, que antes era difícil de diferenciar de sus parientes rusos”, dijo el autor principal del estudio, Mateus A. Costa Santos.
Por su parte, otro de los investigadores, el profesor Felipe Pinheiro, comentó que “‘Pampaphoneus’ desempeñó el mismo papel ecológico que los grandes felinos modernos”.
“Era el depredador terrestre más grande que conocemos del Pérmico en América del Sur. El animal tenía dientes caninos grandes y afilados adaptados para capturar presas. Su dentición y su arquitectura craneal sugieren que su mordida era lo suficientemente fuerte como para masticar huesos, al igual que las hienas modernas”, sostuvo.