Un incidente rutinario en un momento muy delicado de las relaciones entre Rusia y la OTAN: Aviones de combate británicos y alemanes interceptaron el martes un avión de reabastecimiento ruso cerca de las fronteras de Estonia. El aparato no se comunicó con el control aéreo y fue escoltado durante unos minutos hasta que se alejó de la zona.
“Se ha producido un cierto cambio en la naturaleza del tráfico cerca de nuestra frontera. En primer lugar, ha disminuido la actividad de los aviones de combate en las inmediaciones de nuestras fronteras, ya que la mayoría de ellos están probablemente activos en la guerra de Ucrania. Sin embargo, ha aumentado el número de vuelos de diversos aviones de transporte desde otras partes de Rusia a Kaliningrado y viceversa”, declaró el Coronel Jaak Lehiste, jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas de Estonia.
Este episodio coincidió con la colisión entre un caza ruso y un dron estadounidense en el Mar Negro, cerca de la península ocupada de Crimea. El dron perdió el control y acabó estrellándose en el mar, y Rusia y Estados Unidos se culparon mutuamente de lo ocurrido.