El esfuerzo global por invertir en tecnologías limpias y mejorar su eficiencia está dando sus frutos: el pico de emisiones de carbono en la generación de energía ha quedado atrás.
Un tercio de la electricidad global. Las energías renovables, lideradas por la solar y la eólica, representan ya un tercio de la producción eléctrica mundial, según el último informe de Ember. En el 2000, las renovables aportaban un 19% de nuestra energía, y hoy superan el 30%.
Europa como locomotora. El crecimiento es más pronunciado en la Unión Europea, donde la participación de las renovables alcanzó un 44% del mix eléctrico por primera vez el año pasado.
La energía eólica y la solar proporcionaron el 27% de la electricidad de la UE en 2023. La solar es la tecnología de más rápido crecimiento: solo Europa instaló 56 GW de capacidad solar el año pasado. La generación eólica anual creció en 55 TWh, superando al gas por primera vez.
Cambio de paradigma. Por primera vez estamos en el umbral de un cambio histórico en la generación de energía: una reducción del 2% en la generación de energía a partir de combustibles fósiles este año.
Según Dave Jones, director de informes globales de Ember: «2023 fue probablemente el punto de inflexión: el pico de emisiones en el sector energético, un momento crucial en la historia de la energía».
La solar es el nuevo carbón. A pesar de que la demanda global de electricidad sigue aumentando, el crecimiento de las energías limpias ha contribuido a frenar el uso de combustibles fósiles en casi dos tercios.
En 2023, la energía solar añadió más del doble de nueva capacidad de generación que el carbón, consolidándose como la fuente de electricidad de más rápido crecimiento por decimonoveno año consecutivo.
El caso de la UE vuelve a ser paradigmático. Las emisiones del sector eléctrico europeo casi se han reducido a la mitad desde su pico en 2007. Un quinto de las centrales de carbón cerrarán entre 2024 y 2025.
Contexto importante. Aunque estos avances son significativos, hablan de generación de electricidad: los combustibles fósiles aún juegan un papel importante en otras áreas de la energía, como el transporte, la industria pesada y la calefacción.
Un estudio del Energy Institute reveló que los combustibles fósiles aún constituyen el 82% de la energía primaria del mundo. Sin embargo, el horizonte es prometedor.
Ahora hace falta almacenamiento. La flexibilidad del sistema mediante el almacenamiento de la energía en baterías será crucial para integrar más energías renovables de aquí en adelante.
Se espera que la demanda de flexibilidad del sistema se duplique para 2030. Europa necesitará 200 GW de almacenamiento en esta década, una inversión de 584.000 millones de euros.