Los grupos de matachines mantienen saturado el paso por los alrededores de la parroquia de San Lorenzo, en el segundo día de celebraciones por el aniversario de la martirización del personaje católico.
A cuadras de distancia se distinguen los tambores y demás percusiones que se contraponen unos con otros pues simultáneamente danzan al menos seis grupos.
Frente a la parroquia sobre la avenida Valle de Juárez, la danza de pluma San Isidro Labrador, de La Luz, Coahuila, y otra más sin nombre visible, ocupan sus lugares y se mueven con la percusión haciendo escuchar las ayacachtli (sonajas) y los caracoles que usan en sus tobillos.
Adultos y niños, mujeres y hombres conforman los grupos de bailarines. Inclusive se observan mujeres vestidas con “tandito” (sombrero) y lentes oscuros así como maquillaje clásico de pachucos pero con las faldas de matachines.
Justo al frente de la iglesia, la Danza Tlaltecuhtli de Monterrey, Nuevo León, acapara las vistas de los visitantes y devotos, por sus tambores detallados, penachos de plumas con aspecto natural, baile con distintos instrumentos como laúd y conchas, y humo saliendo de incensarios que manipulan integrantes del mismo grupo.
También están presentes en los diferentes grupos los “demonios”, danzantes disfrazados con máscaras de aspecto terrorífico o cómico que simulan la presencia de las fuerzas malignas en la tradición de los matachines.