Entró y salió ayer del edificio del nuevo hospital del Seguro Social en medio de tumultos. El paso lento al que avanzaba la camioneta cuyo asiento trasero ocupaba con el vidrio abajo le permitía al presidente Andrés Manuel López Obrador, como en ocasiones anteriores, estrechar decenas de manos y firmar lo que le acercaran, gorras deportivas, playeras y, sobre todo, ejemplares de su último libro, titulado “Gracias”.
Cientos de simpatizantes lo esperaron por horas bajo el sol y, al ver la Suburban negra en la que viajaba junto a su sucesora, Claudia Sheinbaum, en medio de empujones se pegaron al vehículo y lo siguieron por metros, entre consignas y gritos, levantando algunos los teléfonos celulares con tal de captarlos de cerca.
El titular del Ejecutivo no dio mensaje público ni, ante preguntas de este medio, respuestas; sólo autógrafos, apretones de manos y sonrisas para seguidores que, en entrevistas, dijeron considerarlo el mejor presidente de México. También recibió documentos, como una carta del colectivo de defensa del parque El Chamizal.
“Ha cumplido con muchas de las necesidades y de las demandas del pueblo durante su sexenio. López Obrador y con Claudia, pues va a continuar con la misma línea, esperamos”, dijo Carlos González, un pensionado del magisterio, de 70 años, que acudió junto a su esposa al exterior del sanatorio recuperado por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en la avenida Vicente Guerrero.
“Lo principal es su inclinación a favor de los pobres, sus programas sociales y su actitud muy sincera, muy abierta, su comunicación con el pueblo, con la gente, con nosotros, que incluso parece que baja su nivel de lenguaje al nuestro; eso se agradece mucho”, agregó González.
Sólo supervisaron
Dentro del edificio y sin permitir ingreso a medios, junto al director del IMSS, Zoé Robledo, López Obrador y Sheinbaum encabezaron una reunión sobre los “avances” del hospital –del que el comité de seguimiento ha reportado que tiene inconclusos tres de siete pisos en la torre de la parte sur del terreno”.
Los mandatarios llegaron al edificio a las 12:45 horas y salieron alrededor de las 14:20, a casi cuatro horas del aterrizaje en el aeropuerto de esta frontera –ella en vuelo comercial y él en militar–.
“Evaluamos los avances del Hospital General Regional No. 2 de 260 camas y 34 especialidades médicas, próximo a inaugurarse en Ciudad Juárez”, escribió Robledo en su cuenta de la red social X, donde colocó fotografías en las que se observa a los presidentes saliente y electa al centro del encuentro y, en los extremos de las mesas colocadas, el alcalde Cruz Pérez Cuéllar y el senador electo y exdelegado de programas para el Bienestar, Juan Carlos Loera.
Hacen su agosto
Afuera, en la acera, frente al escombro de la construcción acumulado en la parte oriente, del tendido de una vendedora los asistentes escogían ejemplares de “Gracias” en 300 pesos y peluches con la figura de “Amlito” en 200. Había otros con la imagen de Sheinbaum, con cabello negro y banda presidencial, así como tasas, llaveros, imanes y hasta cordones para gafetes con el nombre del “Gobierno de México” y las siglas de Morena, PT, del Partido Verde.
“Yo crecí en el sexenio de Felipe Calderón y sinceramente puedo decir que robó mi infancia, tuvimos mucho miedo como niños saliendo a la calle, y aprecio mucho que ahora ese miedo ya no existe”, dijo Nadia, una estudiante de 20 años que compró uno de los libros y declinó dar su apellido.