Las 21 ciudades más antiguas del mundo y lo que queda de ellas
Escritos cuneiformes. Durante más de un siglo, el Museo Británico tenía en su poder cuatro tablillas escritas en cuneiforme de principios del segundo milenio a.C. Se sabía que los eclipses lunares eran más que un simple entretenimiento para los antiguos babilonios. Esta sociedad veía los eventos celestiales como si fueran presagios de alguna fatalidad por venir, y si a la Luna le llegaba una “extraña” sombra, se interpretaba como lo peor.
Como cuenta el Museo, las tablillas iban precisamente de eso, advertencias mesopotámicas de hace 4.000 años que finalmente han sido interpretadas. Al presentar las traducciones en un nuevo estudio, los investigadores revelan cómo se podían usar varias características de un eclipse para prever eventos futuros.
El eclipse como presagio. Cuando hablaban de “oscuridad” y Luna se referían a los eclipses. Por eso, cuentan en el trabajo, al observar la hora y la fecha de un eclipse lunar, además del movimiento de la sombra de la Tierra a través del satélite, los consejeros reales podían predecir las graves desgracias que el destino tenía reservado para un rey.
Para ser más exactos, uno de los textos que han logrado traducir en las tablillas revela que “un eclipse en la vigilia matutina” señalaba “el fin de una dinastía” en la ciudad mesopotámica de Akkad.
El ordenador más viejo del mundo data del 205 a.C.
Señales del cielo. En el estudio, los investigadores cuentan que la astrología babilónica era una rama académica de la adivinación fundada en la creencia de que los acontecimientos en el cielo eran señales codificadas colocadas allí por los dioses “como advertencias sobre las perspectivas futuras de los habitantes de la Tierra”, señalan. En consecuencia, “la observación astrológica era parte de un método elaborado para proteger al rey y regular su comportamiento de conformidad con los deseos de los dioses”.
Adivinar los planes. Otros fragmentos descifrados en el estudio reflejan que al comparar las diversas características de un eclipse con un “corpus académico de textos de presagios celestiales”, los consejeros reales podían descifrar las intenciones de los cielos y ayudar al rey a evitar un resultado letal. Además, se cree que los textos analizados por los autores se originaron en la antigua ciudad babilónica de Sippar, ubicada en el actual Irak.
Eclipses que traen enfermedad. Sí, los textos también revelaron que otros de los presagios inscritos en las tablillas detallaban que “un eclipse en la vigilia vespertina… significa peste”, mientras que una entrada con tono amenazante afirma que “si un eclipse está al revés… nada se salvará, el Diluvio ocurrirá en todas partes”. Sí, aquí ni siquiera los investigadores tienen claro qué quieren decir los antiguos astrónomos con “al revés”, aunque sugieren que probablemente se relaciona con un escenario en el que el disco lunar “se juzga de alguna manera como orientado en la dirección opuesta a la esperada”.
Ritual animal para verificar. Dejamos para el final una de las partes más sorprendentes. Al parecer, los reyes no tenían que aceptar su destino sin rechistar. No, podían emplear rituales de protección para contrarrestar los presagios desfavorables. Según una carta de un adivino al rey Zimri-Lim de Mari (una región de Mesopotamia), los investigadores dicen que los presagios de eclipses de mal agüero podían comprobarse mediante la denominada como extispicina, es decir, examinar las entrañas de los animales, “para determinar si el rey estaba en peligro real”.
“Los textos del primer milenio muestran que si, después de una investigación, los consejeros del rey percibían que la amenaza seguía presente, se podían tomar medidas para anularla, identificando las fuerzas del mal que se escondían tras ella y contrarrestándolas con rituales apotropaicos”, zanjan en el fascinante estudio que nos abre como pocas veces una ventana a los miedos y malos augurios de hace 4.000 años.