Armando Guerrero y sus tres compañeros de trabajo así como las demás cinco víctimas fatales del “jueves negro” fueron recordadas este mediodía en una celebración religiosa católica en la parroquia María Madre de la Iglesia.
El evento fue organizado por la madre y el padre de Armando, quienes pidieron resguardar sus identidades, y se reservaron declaraciones sobre lo que ha ocurrido desde aquel 11 de agosto de 2022.
La Santa Misa fue presidida por el párroco José Ríos, quien dijo en la introducción de la celebración que no se trataba solo de reiterar esta tarde la petición del eterno descanso de las víctimas, sino también de no acostumbrarse a lo que denominó “la violencia irracional” en la que vive esta ciudad.
Un fenómeno, añadió, que se vive en todo el país, y por el cual la comunidad debe convertirse en constructora de paz en el seno familiar y en la comunidad.
El sacerdote dijo que “pareciera que vemos la violencia ajena a nosotros, que nos vamos acostumbrando”, pero “la violencia no sabe lo que Dios quiere”, por lo que recordó palabras de la Biblia para llamar a la compasión, el amor al prójimo y la tranquilidad.
Durante la misa, una fotografía de Armando enmarcada permaneció sobre un caballete vestido con un mantel blanco, y a un lado una mesa con la fotografía de otros fallecidos de la comunidad con un sitio con la imagen de la Virgen de Guadalupe al centro.