Daniel Rodríguez, quien durante el Gobierno de Fernández estaba a cargo de la administración de la Quinta de Olivos, en la periferia norte de Buenos Aires, compareció este lunes ante el fiscal que investiga la denuncia interpuesta por Yáñez contra el exmandatario.
Según informaron medios locales, Rodríguez declaró ante el fiscal Ramiro González que no supo de los presuntos golpes a Yáñez por parte de Fernández.
Lo único que refirió saber fue sobre un episodio en el que Yáñez se habría caído en una bañera el año pasado.
Los primeros dos de los seis testigos citados a declarar por la Justicia fueron la periodista Alicia Barrios y María Cantero, exsecretaria de Fernández, quienes comparecieron el pasado jueves.
Barrios, que según Yáñez conocía bien el día a día de la pareja en la Quinta de Olivos y estaba al tanto de las presuntas agresiones, declaró ante el fiscal que existía “violencia emocional” y “maltrato psicológico” por parte de Fernández contra su expareja, pero dijo que no fue testigo de actos de violencia física.
Por su parte, Cantero reconoció que los mensajes de texto entre ella y Yáñez que detallaban las presuntas agresiones eran verídicos aunque, consultada sobre si abordó esta cuestión con Fernández, explicó que no lo hizo “porque era una cuestión de la vida privada”.
Según medios locales, Cantero confirmó también durante su declaración la veracidad de las fotos de Yáñez presuntamente golpeada halladas en el móvil de la excolaboradora de Fernández y calificó a la ex primera dama de “víctima”.
La Fiscalía también ha citado a declarar a Sofia Pacchi, amiga de Yáñez; Federico Saavedra, extitular de la Unidad Médica de la residencia presidencial, y a Miriam Yáñez Verdugo, madre de Fabiola.
Tras la denuncia de Yáñez el 6 de agosto, el fiscal imputó a Fernández por el presunto delito de lesiones graves doblemente agravadas por el vínculo y por darse en un contexto de violencia de género y de amenazas coactivas en perjuicio de su expareja.
En su dictamen, González afirmó que Yáñez “sufrió una relación atravesada por hostigamiento, acoso psicológico y agresiones físicas en un contexto de violencia de género e intrafamiliar”, asentado “sobre una relación asimétrica y desigual de poder que se ha desarrollado a lo largo del tiempo, la cual se vio acrecentada exponencialmente por la elección de Fernández como presidente”, en 2019, y “el ejercicio del cargo”, hasta diciembre pasado.