En este sentido, Orbán calificó la medida como una «decisión escandalosamente descarada y cínica», añadiendo que la intervención de la CPI en el conflicto tiene «fines políticos» y no legales, como quieren aparentar.
Asimismo, manifestó que la orden «conducirá a un descrédito total del derecho internacional e incluso puede echar más leña al fuego», por lo que, según él, «no hay más alternativa que oponerse a la decisión».