Tras una comparecencia ante el Ministerio Público Federal (MPF) de hasta doce horas, la agente de la empresa Grupo Tank Seguridad Privada, CAMSA S.A., abandonó a medianoche las instalaciones de la Fiscalía General de la República (FGR).
Temerosa de la actuación de la autoridad y del proceder de la empresa para la que trabaja, la mujer de 42 años, que solicitó la reserva de su nombre, agradeció a Dios el haber salido de libre porque temió ser acusada injustamente.
Una vez afuera de la FGR la custodia fue abrazada por sus hermanas y demás seres queridos que desde temprana hora montaron guardia afuera del edificio federal, ubicado en las avenidas Abraham Lincoln y Hermanos Escobar.
Ahí narraron que pese a que fue ella quien salvó la vida de quince mujeres extranjeras que estaban en la estación provisional del Instituto Nacional de Migración (INM), aún temen que procedan contra ella; también están preocupadas por la actuación de la empresa de seguridad, la que calificaron de “fantasma” por no tener oficinas en la ciudad.
Aseguraron que representantes de la empresa con sede en la Ciudad de México la citaron en un lugar y le pidieron que no dijera nada; hasta el momento ella carece de representación legal por parte del Grupo Tank, aseguraron.
El testimonio que la oficial rindió ante la representación social, permite conocer un poco más de la tragedia que terminó con la vida de 38 personas extranjeras y dejó lesionadas a una veintena más.
El siniestro se registró entre 9:30 y 10 de la noche.
La oficial estaba en el exterior de la celda donde estaban confinadas 15 mujeres migrantes.
Estaban platicando entre ellas cuando empezó a oler a quemado y empezaron a ver humo negro que se acercaba a las celdas.
La oficial declaró que corrió con Liliana “N” la empleada del Instituto Nacional de Migración (INM), y le pidió las llaves porque se estaba quemando el edificio.
En el lugar se encontraba la agente migratoria de nombre Liliana, que tenía en su poder las llaves del candado colocado en las celdas.
La guardia fue la que corrió a abrir el candado, porque la agente migratoria sufre de obesidad, y no tenía la agilidad de correr rápido mientras el humo las alcanzaba.