En septiembre se reanudará el período ordinario de sesiones en el Congreso de la Unión y, con ello, la posibilidad de retomar la discusión para reducir la jornada laboral en nuestro país, una medida que impactaría en diversos aspectos de organización y prestaciones laborales en las empresas, aseguró Gustavo Leal Cueva, CEO de Fiscalia.com y socio de la firma Leal Benavides y Cía.
“Ésta no es una acción legislativa aislada a México, otros países de Latinoamérica como Chile, Colombia y Argentina han trabajado en su legislación para reducir las jornadas laborales y, en algunos casos, estas propuestas ya entraron en vigor”, expuso el especialista durante el webinar Implicaciones de la reducción de la jornada laboral en la gestión de la nómina mexicana, convocado por Cegid.
En abril de este año, antes de terminar el período de sesiones, la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados aprobó un proyecto para reformar la Carta Magna y establecer una jornada laboral de cinco días de trabajo por cada dos de descanso, lo que en términos prácticos reduciría el límite legal de 48 a 40 horas semanales.
“Una de las principales inquietudes de los patrones son las horas extras, porque están viendo cómo van a suplantar este sexto día de trabajo. En algunos casos podrán reestructurarse y reasignar funciones, pero en otros casos no es posible parar la línea de producción un día. Esto lleva a reflexionar si será posible cubrir estas horas con tiempo extra o jornadas adicionales. La iniciativa no contempla ningún tratamiento distinto, en ese sentido, las horas extras que sean trabajadas fuera de la jornada habitual, serán consideradas como horas extras”, señaló el especialista.
En este sentido, en caso de aprobarse el proyecto que avanza en el Congreso de la Unión, lo que se trabaje después de las 40 horas por semana se consideraría como tiempo extra y se tendría que pagar al 100%, siempre que no se excedan tres horas diarias y tres veces por semana. En caso de rebasar ese límite, se cubrirán con el 200% del salario percibido en el tiempo excedido.
Actualmente la Constitución y la Ley Federal del Trabajo (LFT) establecen que la jornada semanal es de seis días laborables por un día de descanso. Esto significa que quienes ya tienen dos días libres por semana no tendrían un cambio en su dinámica, apuntó Gustavo Leal.
Sin embargo, al modificar la Carta Magna para incorporar un día de descanso adicional, esto implicaría que los empleadores paguen un salario diario doble si un empleado llega a trabajar más de cinco días por semana, aseguró.
“Y este tema lo debemos relacionar con el nuevo período vacacional. Debemos partir de la base que los días de descanso no forman parte de las vacaciones, hasta ahora, un trabajador con derecho a 12 días de vacaciones, realmente se tomaría 14 considerando que por cada seis días de vacaciones tiene uno de descanso adicional. Ahora, con más días de descanso, los 12 días se traducirían en dos semanas de cinco días laborables, más dos días laborales de una tercera semana para completar los 12 días, y si consideramos que durante ese período habrá cuatro días de descanso, tendríamos un total de 16 días de vacaciones”, explicó el especialista.
Este contexto, añadió, puede traducirse en una mayor contratación de personal temporal y permanente, y también en ajustes a los contratos individuales y colectivos, otras implicaciones que tendrían las empresas en caso de reducirse las horas de trabajo.
El año pasado, México fue –otra vez– el país donde las personas trabajaron más horas al año dentro de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). En promedio, en 2022, los mexicanos laboraron 2,226 horas, casi duplicando el promedio global.
El proyecto que podría discutirse a partir de septiembre, reconoció Gustavo Leal, tiene como objetivo mejorar la productividad en el país al tener una fuerza laboral descansada, ya que la fórmula de trabajar muchas horas no se ha reflejado en un mayor desempeño.
Aunque las implicaciones son diversas y el trabajo a nivel organizacional es retador, Alberto Quintana, director de Ventas de Cegid para América Latina, consideró que las empresas en México tienen experiencia reciente implementando cambios, por ejemplo, la reforma de subcontratación.
Lo que no está contemplado… aún
Por ahora, el proyecto no contempla una prima sabatina, por ejemplo, lo que implicaría un pago adicional si un trabajador labora en sábado, aunque en ambas cámaras hay proyectos que han planteado incorporar este derecho a la LFT. En este sentido, apuntó Gustavo Leal, las empresas deben estar atentas a la discusión y si esto se agrega más adelante.
Otro punto importante que no está considerado en el dictamen aprobado en comisiones en San Lázaro, es un periodo de transición, es decir, el plazo que se tendrá para que la nueva norma entre en vigor y las empresas realicen los ajustes internos.
En este tenor, el especialista expuso que tampoco hay claridad en cuál sería el escenario, por ejemplo, si los cambios –en caso de aprobarse en el Congreso– entran en vigor a mitad de semana. “Si la reforma inicia su aplicación en 2025, por ejemplo, el 1 de enero es miércoles ¿El trabajador tendrá derecho esa semana a un día de descanso o a dos?”.
Al respecto, la OIT a través de su Recomendación 116 sugiere que la reducción de la jornada laboral debe realizarse de manera gradual y sin reducir los salarios. También considera que puede hacerse paulatinamente por industrias.
En caso de que esta reforma avance, México se pondría a la par de Chile, Ecuador y Trinidad y Tobago como las economías en Latinoamérica con la jornada laboral más corta. Aunque en la región las 48 horas por semana se mantienen como una norma general, en buena parte de Europa y el norte de Asia ésta es de 40 horas por semana desde hace más de una década.