Decenas de migrantes cruzaron el lunes de forma irregular la frontera hacia Estados Unidos, trepando y saltando desde el tope de una barrera de hierro en una playa en la ciudad Tijuana, en el norte de México, mientras crecen las cifras de personas buscando llegar a ese país.
Llevando a cuestas mochilas, e incluso a sus pequeños hijos en la espalda, los migrantes tomaban impulso corriendo varios metros sobre la arena en Playas de Tijuana, en la costa del océano Pacífico, para ascender la valla custodiada por militares mexicanos, de acuerdo a videos vistos por Reuters tomados por una persona en la zona.
En los últimos días, migrantes usaron un segmento de la barda que está en reparación para cruzar hacia Estados Unidos. Algunos se subían sobre los hombros de otros o trepaban por sí mismos para alcanzar el tope y lanzarse desde allí, con la esperanza de llegar a ese país.
“Migrantes han identificado muy bien la vulnerabilidad de este punto fronterizo”, dijo a Reuters, vía telefónica, Enrique Lucero, director de Atención a Migrantes en Tijuana.
“Creen que al cruzarlo (el muro) obtendrán el derecho al asilo y eso no es así (…) están siendo deportados”, agregó al reconocer que los casos van en aumento, pero no ofreció una cifra de cruces el lunes o en jornadas previas.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, (CBP por sus siglas en inglés) y el Instituto Nacional de Migración (INM) no respondieron de inmediato a solicitudes de información de Reuters para saber cuántos migrantes han saltado recientemente esa zona de la barda.
La frontera en Playas de Tijuana, donde el muro fronterizo entra varios metros dentro del mar, no es un punto de referencia para cruces irregulares, por el contrario, suele tener una fuerte presencia de agentes de la Patrulla Fronteriza estadounidense y vigilancia vía aérea.
La migrante mexicana Carolina González dijo el viernes a Reuters que estaba esperando a que “cambiara la guardia” de militares que vigilan el muro para “aventarse” junto con su esposo Juan, ambos procedentes del estado Michoacán, uno de los más violentos de México, con miles de desplazados.
Autoridades de Estados Unidos y México han insistido a los migrantes en no arriesgar su vida en peligrosas rutas. Sin embargo, en los últimos meses el número de personas atravesando el país latinoamericano en autobús o trenes de carga ha ido en aumento.
Las crecientes cifras muestran también una nueva ola de migrantes de otros continentes como África, llegando a fronteras como Tijuana, muchas veces con ayuda de traficantes de personas a través de nuevas rutas desde Nicaragua para evitar el mortal Tapón del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá.
González, una mujer de baja estatura y 34 años de edad, dijo que estaba dispuesta a saltar el muro aunque corriera el riesgo de fracturarse una pierna o un brazo, pero que lo prefería en lugar de volver a su casa ubicada en una violenta región de Michoacán, donde aseveró que podría ser asesinada.
Con casi cuatro meses en Tijuana la mujer dijo que estaba cansada de esperar una cita a través de CBP One, un programa del gobierno estadounidense que permite una precalificación para el asilo, y que por eso intentaría cruzar de forma irregular.