Mientras que miles de migrantes acampan en calles o fincas abandonadas, sobre todo en la zona Centro de la ciudad, autoridades federales dejaron sin avance un proyecto de ampliación de la capacidad de atención del albergue Leona Vicario que fue anunciado en noviembre pasado.
Entonces, la titular de la Secretaría del Bienestar, Ariadna Montiel Reyes, difundió que habría un aumento de 700 a 900 espacios en esta instalación para atender la crisis migratoria en esta frontera, pero ayer el delegado federal en el estado, Juan Carlos Loera de la Rosa, dijo que esto no se ha realizado.
“Tenemos la capacidad ahorita de 750, queremos llegar a 900, es un asunto únicamente de logística. Ya el tema del espacio, del reacomodo, de desalojar algunas zonas que fueron ocupadas durante la pandemia, está pendiente. Se ha venido avanzando, todavía se puede incrementar su capacidad a 900, aunque no hemos llegado al tope de la capacidad que tenemos en este momento que es de 750”, comentó el funcionario.
En noviembre Montiel Reyes visitó la ciudad solamente para anunciar la ampliación del albergue, que no se ha completado en cinco meses. “Vamos a implementar una línea de acción para atender a venezolanos desde el Programa de Emergencia Social. Vamos a reorganizar espacios para ampliar la capacidad a 900 personas y estar en condiciones para recibir más migrantes en el albergue”, dijo la funcionaria durante una visita a la ciudad.
El domingo el albergue Leona Vicario tenía alrededor de 650 migrantes refugiados, a 100 de su límite establecido actualmente. La mayoría de los migrantes en el lugar son familias; en segundo lugar se privilegia la recepción de mujeres solas y en tercer lugar de hombre solos.
Este año el Centro Integrador recibió un presupuesto de 180 millones de pesos para su mantenimiento, insumos y recursos para el apoyo alimentario en el gimnasio ‘Kiki’ Romero.
Este modelo de atención migratorio también se aplica en Tijuana, Baja California, y en Matamoros, Tamaulipas, con el propósito de brindar ayuda humanitaria.
Loera de la Rosa consideró que la ola de migrantes, sobre todo de origen venezolano, prefiere no usar los albergues instalados en diferentes puntos de la ciudad porque quieren permanecer lo más cerca posible de la frontera.
“Vivimos una nueva migración en la que los migrantes no tienen lazos que los unan en Estados Unidos, así que prefieren buscar pasar lo más pronto posible, en lugar de esperar en un albergue”, dijo el funcionario.
Mientras tanto, el Instituto Nacional de Migración (INM) ha mantenido detenido su control migratorio desde hace casi un mes tras la tragedia en la estación provisional y no ha procesado a más migrantes en Juárez, de acuerdo con informes extraoficiales.