Angelina Jolie regresa al cine como actriz, en María, y como directora, en Sin Sangre, en la que actúan Salma Hayek y Demian Bichir
Pasaron 10 años desde que Angelina Jolie dejó atrás la magia del cine con el famoso personaje de Maléfica. También dejó atrás el divorcio con Brad Pitt y ahora vuelve al cine pasando por los festivales de Venecia y Toronto para estrenar en la misma semana dos producciones totalmente distintas: María y Sin sangre.
¿Qué tan diferentes son los nervios de estrenar en dos festivales como Venecia y Toronto, tu trabajo como actriz en María y la dirección de Sin sangre?
Para ser honesta, todos estos años necesité estar en casa con mi familia. Y después de tanto tiempo me siento agradecida por la oportunidad de ser artista. Me siento afortunada de formar parte de nuestro mundo creativo. Sólo puedo decir que estoy feliz y agradecida.
Con la vuelta al cine mucho más serio que Maléfica, ahora también se habla de una nueva posible nominación al Oscar ¿Se siente cierta presión o alimenta la pasión por mejorar?
Honestamente, para mí, en mi corazón sólo tengo miedo de decepcionar a la gente que por ejemplo ama tanto a Maria Callas, porque yo también me enamoré de ella. Y espero que mi trabajo haya sido lo suficientemente bueno como para no decepcionar a los fans y los amantes de la ópera con María y el buen cine de Sin sangre.
Con Salma Hayek como protagonista, en Sin sangre Angelina Jolie no sólo es la directora, también es guionista, aunque la historia está basada en la novela homónima del italiano Alessandro Baricco, sobre una niña llamada Nina, la única sobreviviente del horroroso asesinato de toda su familia.
Y avanzando en el futuro, cuando Nina ya tiene más de 50 años (con la actuación de Salma Hayek) vuelve a encontrarse con los culpables de cambiar su vida para siempre. Precisamente, el mexicano Demián Bichir es uno de ellos.
Y en medio de las escenas más violentas del pasado, es curioso ver las emocionantes actuaciones en medio de una difícil conversación entre el peor criminal y una víctima, sentados en una misma mesa, y reviviendo los peores momentos, para escuchar otra campana, es decir, el otro lado de la historia… Sin sangre.
¿Cómo llevaste a cabo el otro rol de guionista para adaptar el libro original para el cine? ¿Hubo algún gran cambio en particular?
La primera vez que me encontré con el escritor (Alessandro) Baricco, me dijo que me iban a forzar a cambiar el final, que me iban a forzar a cambiar el país y que me iban a forzar a cambiar hasta el año en que transcurre la historia. Pero también me pidió que tratara de mantener esos aspectos, porque era la intención con que él lo había escrito.
¿Lo habrías cambiado si no te lo hubiera pedido?
Son cosas que a veces cambiamos en una adaptación, por cierto impulso de pensar que tenemos que explicar algo. Y creo que ese es un compromiso universal. El libro es bastante fuerte, pero yo me centré mucho más en dejar vivo lo que pasaba en la mesa (con Salma Hayek y Demián Bichir). También filmamos bastante, porque tampoco sabía como iba a quedar todo hasta que Salma y Demián parecieron con una actuación extraordinaria. Hasta el final, no supe lo que iba a dejar… estaba preparade para adaptarme en formas diferentes.
¿En qué momento decidiste elegir a Salma Hayek y Demián Bichir
como los protagonistas?
Desde muy temprano pensé en Salma (Hayek). Incluso la llamé y al principio me rechazó (Risas). Había sido una confusión, porque ella pensaba que yo solamente iba a producir y alguien más iba a dirigir. Y en medio de esa conversación le pregunté si podía sugerir a alguien más… y cuando se dio cuenta que yo iba a ser la directora, de alguna forma, la convencí (Risas).
¿Y Demián?
A él le pasamos el guion para que lo leyera. Ya había trabajado con un monólogo del mismo autor, con la misma Novecento que filmó Tim Roth en The Legend of 1900. Me gustó también una carta que Demián me escribió, explicándome lo que él sentía como actor y como espectador. Y tuvimos una larga conversación en la que nos pusimos de acuerdo para trabajar juntos.
¿Cómo fue la dirección del rodaje de las conversaciones entre ellos dos, en la mesa, entre tantas emociones y diálogos tan largos?
Hay algo que a lo mejor ellos probablemente no se dieron cuenta, porque, por separado, les dije que tenían que sentarse a la mesa con un punto de vista propio y definido, para que en la conversación trataran de convencer al otro de lo que habían vivido los personajes. Ellos también se tomaron sus espacios, prestaban atención y al día siguiente planteaban diferentes preguntas. Fue cambiando. Y fue un privilegio verlos como nos llevan en el cine, con la historia, tan abiertamente. Por eso, mi trabajo como directora fue sólo guiarlos un poco y el resto tuvo que ver con escuchar lo más que pude.
¿Qué mensaje te gustaría dar con una historia de guerra en la que, al final, no hay sangre?
Hay momentos que nos quebramos en nuestras vidas, cuando algo pasa, algo nos cambia con relaciones y traumas, algo sucede. Y pasamos mucho tiempo de nuestras vidas tratando de volver a visitar ese momento de alguna u otra manera. Nos afecta el resto de nuestra vida. Y a veces no sabemos cómo sentarnos en una mesa para encarar ese tema o a esa persona con una conversación. Supongo que me gustaría que todos pudiéramos sentarnos a hablar. Y la idea es dar pie a una conversación en la que yo tampoco tengo la respuesta. Pero al verlo en el cine, a lo mejor se entiende que no siempre sabemos quien es el malo o quien está equivocado. Y lo importante es sentarse a la mesa a hablar. No es fácil verlos a ellos conversando de un terrible asesinato, con una historia que empieza con violencia y dolor. Es la mesa más difícil para sentarse a interactuar. Y lo más importante es saber que en esta vida tenemos que comprendernos entre nosotros, con todo lo que pasa en el mundo, porque es algo que no logramos. Yo sólo espero que se acepte la idea de entablar una conversación, aunque no sea fácil.
Desde el otro lado de la cámara, como la protagonista de otra superproducción, Angelina Jolie, la actriz, también está estrenando la dirección del chileno Pablo Larraín. Un director famoso por haber llevado al cine la vida de Jackie Kennedy con Natalie Portman o Lady Di (Spencer) con Kristen Stewart.
Esta vez triplicó la apuesta convirtiendo a Angelina en la cantante de ópera María Callas, para completar lo que él mismo define como una trilogía de iconos femeninos. En este filme, la historia transcurre en los últimos años de Maria, en los años 70, cuando ella estaba viviendo en París (aunque el rodaje pasó también por Milán y Budapest).
¿Qué tan fácil fue filmar la presentación en vivo, cantando ópera como
María Callas?
Estaba terriblemente nerviosa. Me había preparado durante siete meses. Pero me acuerdo que la primera vez que tuve que cantar estaba muy nerviosa. Mis hijos estaban conmigo y ellos me ayudaron a bloquear la puerta para que nadie más entrara. Yo estaba temblando. Y Pablo (Larraín, el director) tuvo la decencia de empezar conmigo en una sala pequeña, para terminar en La Scala de Milán. Me dio tiempo para crecer, pero fue aterrador. Yo nunca antes había cantado delante de un público.
¿Cómo fue aquella preparación de siete meses?
La escuché mucho. Maria Callas había dado clases, así que pude escuchar muchas grabaciones de sus clases. Tuve suerte, porque siento que ella fue la que me enseñaba, por ejemplo, a hacer lo que ella llama ‘camisa de fuerza’, sin pensar en lo que sientas o quieras. Hay que tratar de entender la música y la intención del compositor, con mucha disciplina, practicando una y otra vez. Y eso lo que hice. Recién después, al final, hay que entrar en el lado personal, dejando que surjan las emociones y sólo cuando estuviera lista. Fue algo que nunca antes había hecho. Pero invito que la gente vea la película más de una vez, porque se van a dar cuenta que las letras hablan mucho más de los momentos de su vida. Creo que ella se convirtió en estos personajes al permitir que la transformara.
¿Lo que más te sorprendió de Maria Callas?
Hay tanto. Lo que más me sorprendió es la soledad. Es triste. Me encantaría que hoy estuviera con nosotros para ver el lado bueno de su vida, porque cuando falleció, los críticos no habían sido tan buenos con sus últimas experiencias, en una época donde ella tampoco era María. Estaba más grande, no estaba tan bien y yo no sé si ella murió sabiendo que hizo lo mejor que pudo y que la seguimos amando, porque creo que, precisamente, se fue del mundo con mucho dolor y soledad.
¿Hasta qué punto influyó el gusto que tienes por la música en tus hijos?
Con el rodaje de María vienen escuchando bastante ópera en casa y ya se acostumbraron. Y espero que el cine también haga llegar la ópera a otras personas, que exploren un mundo que a lo mejor no conocen, que dejen que los afecte, que se emocionen, porque es una forma artística muy poderosa.
Y en tu caso, ¿qué estilo de música te gustaba cuando tenías la edad de tus pequeños?
A mí me gustaba más el punk rock, por ejemplo, The Clash (autores de London Calling), pero siempre me gustó todo tipo de géneros. A medida que fui creciendo, me fue gustando más la música clásica y la ópera. Y lo curioso es que todavía me sigue gustando la misma música que en mi juventud. Todavía escucho The Clash, pero creo que cuando tu vida ya está completa, después de haber sentido cierto nivel de dolor o amor hasta cierto punto, hay ciertos sonidos que también se relacionan con esos sentimientos. Y para mí, esas emociones están encapsuladas dentro del sonido de la ópera. No hay nada que emocione tanto. Es el único sonido que puede explicar un dolor.
¿Alguna canción favorita de karaoke?
En realidad yo nunca antes había cantado, así que tampoco probé el karaoke. A lo mejor ahora estoy preparada para hacer karaoke con alguna ópera favorita. Me encanta Anna Bolena (para intentarlo).
¿Y después de haber interpretado una diva como Maria Callas, podrías definir el significado de la palabra diva de una forma diferente?
Creo que es una palabra con connotaciones negativas. Supongo que con María Callas encontré un mejor significado de la palabra diva y hoy tengo una nueva relación con ella, una bastante profunda y que espero haber canalizado.