La Administración General de Aduanas de China (GACC, por sus siglas en inglés) vetó este viernes las importaciones de alimentos procedentes de 10 regiones japonesas, de cara a la aparentemente inevitable descarga al mar del agua radiactiva tratada por parte de Tokio, recogen medios locales. Se trata del material utilizado para enfriar los reactores de la planta nuclear de Fukushima tras el accidente de 2011.
El organismo declaró que el plan del Gobierno nipón, aprobado por el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), “no refleja plenamente las opiniones de los expertos”, por lo que tiene previsto tomar “todas las medidas necesarias” para garantizar la seguridad de los consumidores chinos, preocupados por la seguridad de los alimentos japoneses importados.
“Las aduanas chinas seguirán reforzando la detección y el control de sustancias radiactivas, garantizarán la seguridad de los alimentos japoneses exportados a China e impedirán estrictamente la importación de productos de riesgo”, reza un comunicado de la GACC citado por SCMP.
En este contexto, para los productos alimenticios procedentes de otras regiones de Japón, especialmente los productos del mar, las autoridades chinas realizarán exámenes estrictos de los documentos de acompañamiento y las someterán a una inspección especial.
El plan de Japón ha generado fuertes protestas de las comunidades pesqueras locales, así como de los países vecinos, entre ellos, China y algunas de las naciones insulares del Pacífico, que dudan de su legitimidad.
“Aún hay muchas cuestiones relacionadas con la legitimidad del plan de vertido de Japón, la fiabilidad de los equipos de depuración y la exhaustividad del plan de vigilancia”, subrayó la agencia.
Durante más de una década, las aduanas chinas han seguido de cerca las medidas tomadas por el Gobierno japonés en relación con el desastre de Fukushima y continúan evaluando y respondiendo al riesgo de contaminación radiactiva en los alimentos japoneses, concluyó la GACC.