Tras el enésimo ataque nocturno en las primeras horas de este martes en que lo único seguro –nadie lo desmiente– es que Rusia lanzó 25 misiles, 6 hipersónicos Kinzhal (Puñal), 9 de crucero Kalibr (Calibre) y 10 de tipo SS-400, Iskander-M contra Kiev y otras ciudades ucranias, empezó otra batalla, la de la propaganda de guerra a base de verdades indisputables, realidades a medias y mentiras descaradas, en que unos y otros recurren a ese peculiar coctel de versiones ajustadas a los deseos para defender el prestigio de sus fuerzas armadas.
El general Igor Konashenkov, vocero del ejército ruso, abrió su parte de guerra diario con la noticia de que un misil Kinzhal destruyó un sistema de defensa antiaérea Patriot, de fabricación estadunidense, en la ciudad de Kiev, el mismo que hace unos días, según los ucranios, derribó por primera vez un proyectil hipersónico de esas características –el cual supera en 10 veces la velocidad del sonido–, que hasta ese momento se creía imposible de interceptar, en palabras del presidente ruso, Vladimir Putin.
Horas más tarde, el general Valeri Zaluzhny, comandante en jefe del ejército ucranio, afirmó que el sistema Patriot interceptó los 6 misiles hipersónicos que lanzó Rusia, mientras el vocero de la fuerza aérea, Yuri Ignat, agregó que la defensa antiaérea derribó los 25 misiles rusos.
Y el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, eludió comentar si era cierto o no que Ucrania derribó 6 misiles hipersónicos, limitándose a decir que esa variedad de armas “tiene características técnicas y tácticas únicas en su género”, al tiempo que el canal de televisión CNN, citando fuentes anónimas, negó que el Patriot hubiera sido destruido, aunque dio a entender que pudo haber sufrido “cierto daño” y necesita evaluarse si los ingenieros ucranios pueden repararlo.
Entretanto, la única evidencia gráfica de los dichos de unos y otros son dos videos en las redes sociales en que puede verse a sendos misiles, presumiblemente rusos, cayendo envueltos en fuego.
Igual panorama de versiones contradictorias –donde dependiendo de quien lo diga se exageran los éxitos y minimizan los fracasos– domina lo que está pasando en torno a la ciudad en ruinas de Bakhmut.
Konashenkov reconoció que las fuerzas rusas “están a la defensiva” en la zona de la localidad de Krasnoye, al suroeste de Bakhmut, así como en Chasiv Yar y Bohdanivka, donde “en las 24 horas recientes, el enemigo emprendió cerca de 10 ataques, detenidos por la aviación” rusa, mientras “las unidades de asalto, en alusión al grupo de mercenarios Wagner, prosiguen sus operaciones ofensivas en la propia ciudad de Artiomovsk (como llaman los rusos a Bakhmut)”.
La versión ucrania, por boca de la viceministra de defensa Hanna Malyar, es que “nuestras tropas han liberado unos 20 kilómetros cuadrados en el norte y el sur de las afueras de Bakhmut”, aunque reconoce que las fuerzas rusas están consiguiendo “algunos avances” en el interior de la ciudad debido a que la aviación y la artillería del enemigo bombardean cada vez más los edificios que usan los ucranios para resistir en los combates calle a calle, los cuales “continúan con resultados dispares” y muchas bajas por ambas partes.