Reliquia del siglo XIX, la Petite Ceinture (pequeño cinturón) de París es una línea ferroviaria circular abandonada que la naturaleza ha ido recuperando y ahora podría convertirse en el mayor parque de la ciudad, según reclaman algunas asociaciones.
Ese es, al menos, el objetivo de Antoine Sander, presidente de la joven asociación “Promeneurs Petite Ceinture“, que busca crear “un paseo continuo de 32 kilómetros que unificaría todos los tramos de la ‘Petite Ceinture’ y que sería el parque más grande de París”.
La línea circular que rodea París fue abierta por secciones entre 1852 y 1869, pero fue cerrada en 1934.
Actualmente, varios pequeños tramos están abiertos al público, fragmentos de entre 100 metros a 1.5 kilómetros de largo que ofrecen nuevos espacios verdes para los habitantes de París. Pero para Sander eso no es suficiente.
“La ‘Petite Ceinture‘ continúa al aire libre, así que podríamos perfectamente proseguir el paseo, pero por el momento el Ayuntamiento actúa de forma lenta. Nosotros estamos aquí para decirles que avancen más rápido“, explica Sander a EFE en un paseo por uno de los nueve tramos que la ciudad tiene habilitados como parque.
En cada uno de ellos, se camina por un lado de las vías, adaptadas para hacer el paseo más seguro y cómodo, que, rodeadas de vegetación, atraviesan diversos barrios de la capital entre edificios de viviendas, en un refugio de biodiversidad parisina difícil de encontrar en otros lugares de la ciudad.
“Poco a poco la naturaleza y la vegetación colonizaron los raíles y desde hace 15 años el Ayuntamiento de París está abriendo poco a poco trozos de este camino férreo para hacer, como vemos aquí, paseos públicos”, cuenta Sander.
Cada uno de los parques tiene sus particularidades: a través de asociaciones vecinales y cooperativas, los espacios se han destinado a huertos urbanos y las viejas estaciones se han convertido en restaurantes, espacios culturales e incluso viviendas sociales.
Aunque para los senderistas como Sander, el paseo actual se queda corto, los arquitectos y urbanistas detrás del proyecto no consideran demasiado viable la apertura completa como parque.
Problemas para una recuperación total
“Recuperar todo el círculo en torno a París es bastante difícil, porque hay partes al oeste o noroeste de la ‘Petite Ceinture’ que se utilizan hoy para el RER C (una de las líneas de trenes de cercanías que conectan a París con su periferia)”, explica a EFE Patricia Pelloux, arquitecta y subdirectora del Taller de Urbanismo de la Ciudad de París (APUR).
Y es que esos 32 kilómetros todavía son propiedad de la SNCF, la empresa estatal operadora de los ferrocarriles en Francia, que aún mantiene las vías dentro de la red ferroviaria nacional.
Por el momento, un acuerdo entre la SNCF y el Ayuntamiento permite la recuperación de estos espacios, pero el alcance del pacto es limitado.
“Hay tramos que la SNCF quiere conservar, como las de las estaciones de Austerlitz y de Lyon”, advierte Pelloux, quien defiende que se actúe teniendo en cuenta “ese principio de la SNCF de poder reactivar la línea un día concreto, sea por tráfico puntual y logístico o por tráfico de trenes turísticos”.
A la SNCF se unen problemas como la preservación de la biodiversidad parisina, para la que la ‘Petite Ceinture’ es una gran reserva que podría verse afectada si se abriese completamente al público, y la existencia de unos 12 kilómetros de túneles, difícilmente adaptables para el tránsito peatonal.
Según el Taller de Urbanismo, el objetivo es abrir unos 10 kilómetros de parque de los 23 disponibles, con espacios en cada distrito que se alarguen lo máximo posible.
Está en la agenda, de hecho, abrir 3.5 hectáreas en el recorrido del distrito XX (este) durante los próximos años, entre otros proyectos.
Todo ello concuerda con el recientemente aprobado Plan Local de Urbanismo promovido por la alcaldesa, Anne Hidalgo, que promete entre otras medidas aumentar las zonas verdes de París.
El plan es una medida necesaria para combatir los efectos del cambio climático, con el que la capital gala se está viendo especialmente afectada: la ciudad no está preparada para el aumento de las temperaturas que está viviendo en los últimos años, con olas de calor que alcanzan los 40 grados centígrados.
Ello hace que, según un estudio publicado recientemente por la revista científica The Lancet, París sea una de las ciudades europeas con mayores muertes por golpes de calor.
Para Sander, “la ‘Petite Ceinture’ tendría verdaderamente un rol clave que jugar ahí”.
“Es un tramo verde extraordinario, con un techo arbolado y una gran densidad de vegetación. Eso crea una zona con más sombra, donde hace mejor tiempo. Es un acto esencial de la lucha contra el cambio climático en París: ofrecer espacios verdes”, concluye.