En un día de fuertes emociones, fue recibido por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Hijos de Desaparecidos, y familiares de las víctimas de la pasada dictadura militar (1976-1983), organismos humanitarios y autoridades, el avión Short Skyvan, repatriado desde Estados Unidos y desde donde fueron arrojadas al mar aún vivas a doce personas, entre ellas la madre fundadora de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, Esther Ballestrino de Careaga y María Eugenia Ponce de Bianco así como las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet, el 14 de diciembre de 1977.
El sábado pasado el avión, que fue descubierto en 2010 por el fotógrafo italiano Giancarlo Ceraudo y la periodista argentina Miriam Lewin, sobreviviente de la Escuela Mecánica de la Armada (Esma) y testigo del horror. El avión estaba en Fort Lauderdale, Florida, después de ser comprado por una compañía de correo aéreo y luego utilizado para entrenamiento militar. Al revisar los papeles del avión encontraron que estaba registrado el vuelo realizado el 14 de diciembre de 1977 a las 21:30 horas local.
Desde entonces hubo que esperar hasta 2017 para que un Tribunal Oral Federal después de una cuidada investigación determinó que el avión se usó en de los Vuelos de la Muerte. Después de innumerables gestiones se hizo un acuerdo y negociación para traerlo al país. El vuelo de regreso comenzado el 3 de junio de este año llegó al fin, después de detenerse en distintos lugares para reabastecimiento, al aeroparque porteño.
El dolor y la emoción transfiguró los rostros de quienes no podían dejar de pensar que ese fue el último lugar en que estuvieron las víctimas, sometidas a brutales torturas y arrojadas aún vivas al mar. El cálculo de los marinos falló, porque el viento cambió de dirección y como un milagro los cuerpos fueron arrastrados hasta la costa en un pueblo pequeño en la zona turística de la provincia de Buenos Aires.