El rey Felipe VI culminó la ronda de consultas con los partidos políticos con representación parlamentaria de la legislatura que surgió de los comicios del pasado 23 de julio y después de escuchar a la mayoría de las formaciones políticas tendrá que tomar una decisión de cara a la investidura.
Tanto el presidente en funciones y candidato socialista, Pedro Sánchez, como el líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, se mostraron dispuestos a intentarlo, a pesar de que a día de hoy ninguno de los dos tiene garantizados los apoyos necesarios para sacar adelante la iniciativa.
El Congreso de los Diputados surgido de los anteriores comicios es el más fragmentado de la historia reciente. El bloque de la derecha, integrado por el PP, la extrema derecha de Vox, Unión del Pueblo Navarro (UPN) y Coalición Canaria suman un total de 172 diputados, en el que el PP fue el partido más votado del país, con 137 escaños. El bloque progresista está formado por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Sumar, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), EH-Bildu y Bloque Nacionalista Galego, que son formaciones de izquierda, pero a las que también se unió el conservador Partido Nacionalista Vasco (PNV), con lo que el total suman 171 diputados. El único partido que no ha dicho claramente a qué bloque apoyará, pero que está más cerca del progresista que del otro, es Junts per Catalunya (JxCat), que con sus siete diputados inclinaría la balanza hacia un lado o a otro. O incluso podría forzar la repetición electoral.
Las consultas del Rey, a las que no acudieron los represantantes de EH-Bildu, ERC, BNG y JxCat, servirán que el monarca, en su calidad de jefe del Estado, adopte una decisión entre las tres opciones que tiene sobre la mesa: encargar la investidura a Sánchez o a Feijóo, o, como tercera vía, decidir prolongar las negociaciones hasta que haya una candidatura firme y segura, con lo que tendría que abrir en unos días otra ronda de consultas. La decisión siempre la adoptará en coordinación con la presidenta del Parlamento, la socialista Francina Armengol.
Sánchez explicó tras su encuentro con el monarca que le había “trasladado al jefe del Estado mi disposición a asumir la responsabilidad y a lograr la investidura”, si bien asumió que a día de hoy todavía no cuenta con los apoyos necesasarios, una vez que necesitaría del voto a favor de los diputados de JxCat, que todavía no lo han decidido y para lo que han reclamado garantías para que se cumplan al menos dos de sus exigencias irrenunciables: la amnistía para todos los procesados por su participación en la declaración unilateral de independencia de octubre del 2017, que resultó fallida, y que se permita la celebración de un referendo de autodeterminación.
Ante la posibilidad de que su adversario de la derecha, Feijóo, también protagonice una sesión de investidura, Sánchez explicó que “sería una investidura fallida. Si Feijóo quiere darse de bruces por tercera vez con la realidad está en su derecho, es una decisión que debe tomar él. Solo hay una mayoría posible. No hay otra alternativa que reeditar un gobierno de progreso que consolide los avances. La propuesta derogatoria fracasó, fueron derrotados por las urnas, sus esfuerzos, sus contorsiones para optar a una investidura son perfectamente legítimos, pero serán inútiles”.
Feijóo, sin embargo, trasladó al rey que su “disposición a ser candidato a la investidura si así lo considera. Con honor y lealtad a la monarquía constitucional y consciente de la responsabilidad que vivimos en este momento”, además recordó que su candidatura fue la más votada en los últimos comicios y que tan sólo está a cuatro escaños de la mayoría absoluta.