Esto sucede en el Aeropuerto de Gibraltar, donde su pista de aterrizaje atraviesa la avenida Winston Churchill, creando una de las intersecciones más sorprendentes del planeta.
Cada vez que un avión despega o aterriza, el tráfico terrestre se detiene, como si se tratara de un paso a nivel ferroviario, pero mucho más espectacular.
Con una pista de apenas 1.5 kilómetros de largo, este aeropuerto no solo destaca por su funcionalidad, sino también por la increíble vista del imponente Peñón de Gibraltar que lo rodea.
Esta ingeniosa solución demuestra cómo un espacio reducido puede convertirse en un ejemplo de adaptación urbana y eficiencia, dejando boquiabiertos a locales y turistas por igual.
Vía: National Geographic