Los primates de rostro desnudo y ojos expresivos han sido lanzados en cohetes al espacio, se ha cartografiado su genoma y han sido incluso protagonistas de un reality show.
Los grupos de defensa de los derechos de los animales señalan que la especie ha sido objeto de estudios sobre vacunas, trasplantes de órganos y el impacto de la separación de los bebés de las madres. Al mismo tiempo, muchos miembros de la comunidad científica le dirán lo vital que es su investigación para combatir el SIDA, la polio y la COVID-19.
En 2003, una escasez nacional de macacos rhesus amenazó con retrasar los estudios y los científicos pagaban hasta 10.000 dólares por animal para continuar su trabajo.
“Todas las grandes universidades de investigación de los Estados Unidos probablemente tengan algunos macacos rhesus escondidos en algún lugar del sótano de su facultad de medicina”, según el libro de 2007 “Macachiavellian Intelligence: How Rhesus Macaques and Humans Have Conquered the World” (Inteligencia macaquiavélica: cómo los macacos rhesus y los humanos han conquistado el mundo).
“El Ejército de Estados Unidos y la NASA también tienen macacos rhesus”, escribió el autor del libro, Dario Maestripieri, un científico del comportamiento de la Universidad de Chicago, “y durante años los entrenaron para jugar videojuegos de computadora para ver si los monos podían aprender a pilotar aviones y lanzar misiles”.