Un hambriento oso se escabulló en la parte trasera de una panadería de la isla de Sajalín, en el Lejano Oriente ruso, y se comió 125 empanadas ante la mirada de las empleadas.
Las trabajadoras, aunque sorprendidas por el inesperado visitante, no entraron en pánico e incluso tuvieron tiempo de grabar y bromear sobre el incidente.