Guillermo Söhnlein, cofundador de OceanGate Expeditions, ha adquirido una notoriedad inesperada tras la tragedia del sumergible Titán, en el que murieron cinco personas, incluyendo su excolega y amigo, Stockton Rush, que generaron duros cuestionamientos sobre la aproximación de la companái hacia la innovación y la seguridad en sus expediciones submarinas.
Sin embargo, no se deja desalentar por los eventos recientes y mantiene su ambición de superar los límites de la innovación. Su último y más audaz proyecto busca enviar a mil humanos a vivir en la atmósfera de Venus para el año 2050.
Humans2Venus es el programa fundado por Söhnlein en colaboración con el empresario Khalid Al-Ali, y buscará superar barreras comerciales para llevar humanos a Venus. Asimismo, se centrará en desarrollar técnicas que reduzcan los costos operativos y financiar misiones espaciales sin depender del apoyo gubernamental.
Aunque este ambicioso objetivo ha generado escepticismo y asombro, Söhnlein sostiene que su plan es más realista de lo que parece. “Creo que es menos aspiracional que poner un millón de personas en la superficie marciana para 2050”, declaró a Insider. Este audaz plan es solo una parte de una ambición más amplia de Söhnlein para impulsar a la humanidad más allá de los límites naturales de la Tierra. El cofundador de OceanGate colecciona empresas que contribuyan a este objetivo.
Venus, conocido como “el gemelo malvado” de la Tierra, parece un lugar inhóspito para la vida humana. Con temperaturas capaces de derretir plomo, lluvia de ácido sulfúrico y una aplastante presión atmosférica, este planeta es uno de los más extremos del sistema solar.
Söhnlein defiende la idea de que la humanidad debería intentar habitar la atmósfera venusina. Cita a diversas investigaciones que sugieren que existe una franja a unos 62 kilómetros de la superficie de Venus donde los humanos podrían sobrevivir debido a las condiciones más favorables.
OceanGate, por ejemplo, tenía la visión de desarrollar sumergibles tripulados accesibles para el alquiler y promover la exploración submarina, pero las tecnologías desarrolladas en el proceso podrían ser útiles para futuras misiones espaciales.
Expertos independientes reconocen, con suficiente voluntad política y financiamiento, el objetivo de enviar humanos a Venus es alcanzable. Sin embargo, algunos cuestionan la elección de Venus como destino, dadas sus condiciones extremas y la potencial contaminación de un entorno virgen. Para Söhnlein y Humans2Venus, la cuestión clave no es “¿por qué Venus?”, sino “¿por qué no?”.