Debido a problemas como la sequía, el envejecimiento del campo y el elevado costo de los fertilizantes, en la actual zafra la producción de azúcar tendrá una “caída estrepitosa”, advirtió el vicepresidente de la Cámara Nacional de la Industria Azucarera y Alcoholera, Manuel Enríquez Poy.
“Vamos a llegar, si acaso, a 5.4 millones de toneladas de azúcar esta zafra”, comentó a El Economista, el también director general del Ingenio Motzorongo en Veracruz.
Detalló que la estimación inicial era producir 6.1 millones de toneladas, lo que supone una caída de 11% -unas 700,000 toneladas-, en comparación con la producción de la zafra anterior.
Enríquez Poy mencionó que las entidades donde más está impactando la sequía, son aquellas que se encuentran en la zona del Golfo, principalmente, Veracruz, San Luis Potosí, Quintana Roo y Tabasco.
Añadió que, en contraste, los estados del Pacífico mexicano no serán tan afectados y destacó que “la zafra aquí en los ingenios de Jalisco va a ser bastante buena. Obviamente, aquí hay un caso que es el cierre del ingenio de Puga (en Nayarit), que esa caña se ha industrializado en ingenios de Jalisco”.
TRATAMIENTO DE AGUAS
El vicepresidente de la Cámara Nacional de la Industria Azucarera y Alcoholera (CNIAA) refirió que este momento de caída en la producción, es ideal para que todos los ingenios del país introduzcan sistemas de tratamiento de aguas residuales para restituir al campo el agua que no está llegando por falta de lluvia.
Mencionó que el tratamiento del agua en los ingenios es “relativamente sencillo”, aunque es diferente el manejo en aquellos que tienen destilería.
“Es la separación de grasas y aceites, alguna decantación de sólidos. El problema de la contaminación del agua viene desde el campo, al aplicar agroquímicos que es otro tema que se está trabajando en el sector”, comentó.
“Esa agua residual tiene que someterse cuando menos, a tratamientos mínimos y, lo más delicado, es la temperatura del agua residual que esa sí puede ser dañina para cualquier cultivo. Entonces, hay que atemperarla, hay que buscar alternativas, pero, desde luego, hay que devolverle al campo esa agua que entró con la caña”.
Enríquez Poy añadió que “otro tema que se soslaya muchas veces es el problema del suelo. La mecanización es magnífica porque aumenta el rendimiento del corte, pero, por otro lado, lo que está introduciéndose a la fábrica es caña más tierra; esa tierra viene del campo y es suelo y el suelo tarda unos cuantos millones de años en recuperarse”.
No obstante, dijo, ha faltado voluntad y entendimiento de las partes involucradas para tratar de resolver la problemática.
“Ha habido tozudez del sector cañero porque se han auto engañado con el precio de la caña”, subrayó.
Explicó que, debido a que el precio de la caña se rige por el precio del azúcar tanto nacional como de exportación, el productor cañero tiene un precio prácticamente asegurado.
“Por ejemplo, este año, con esta caída de producción, el precio de liquidación final se acaba de fijar en 16,650 pesos por tonelada de azúcar como referencia para el pago de caña.
“Pero, el ciclo azucarero termina el último día de septiembre, y de aquí para allá, lo que se venda aquí, más la exportación que se determine, al no tener azúcar para mandar al mercado mundial, seguramente va a haber un complemento al precio, entonces, el cañero va a recibir lo que nunca había recibido por tonelada de caña. Claro, con menos producción; una cosa compensa a la otra, pero se está resintiendo ya la baja en la producción”, dijo Enríquez Poy.